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Jesús sana a un muchacho endemoniado(A)

37 Al día siguiente, cuando bajaron del monte, una gran multitud les salió al encuentro, 38 y con fuerte voz un hombre de la multitud le dijo: «Maestro, te ruego que veas a mi hijo. ¡Es el único hijo que tengo! 39 Sucede que un espíritu se apodera de él, y de repente lo sacude con violencia, y lo hace gritar y echar espuma por la boca. Cuando lo atormenta, a duras penas lo deja tranquilo.

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